La comunicación entre ambientes y la apertura hacia el exterior fueron las claves de la obra que lideró el arquitecto Ignacio Szulman para renovar y darle luz a un PH de los años 40.
La terraza y el patio interno de la planta baja fueron los espacios clave para la reforma que realizó el arquitecto Ignacio Szulman en su PH de Belgrano. Tras la obra, que duró unos 10 meses, la propiedad se abrió hacia ambos pulmones y a partir de eso la dinámica cambió, manteniendo su estructura original e incorporando soluciones actuales. “Los ambientes que más usamos son los que están integrados con el exterior”, cuenta el dueño de casa.
"En ambas plantas nos enfocamos en abrir, reemplazando aberturas pequeñas por puertas pivotantes que ocupan la pared completa. Así ganamos luz, vista y desahogo."
Arq. Ignacio Szulman, a cargo de la reforma y dueño de casa
El cuarto que daba a la terraza se convirtió en un luminoso espacio de usos múltiples: es playroom, quincho, lavadero e incluso pequeña cocina, todo en uno, un ambiente que la familia usa mucho al atardecer.
La otra decisión importante de la planta alta fue darle mayor relevancia a la que habían decidido que sería la suite principal: “Con la reforma, pudimos sumarle algunos metros, y creamos un vestidor, todo orientado hacia el patio central”, comparte el arquitecto. Los pisos de la planta alta –con excepción de los baños– tenían cerámicas que no se pudieron reacondicionar, entonces unificaron las superficies con microcemento alisado.
“La escalera quedó como una huella de lo que era el PH: tenía mucha presencia y una atractiva altura doble pero quedaba encerrada así que la conectamos con los ambientes que une”
Lo que quedó
“El PH original ya era muy funcional, sobre todo para su época”, evalúa Ignacio Szulman. Ahora está mucho más abierto, tanto en su circulación interna como hacia afuera. Se mantuvieron sus curvas originales en techos y corredores, además de algunas aberturas que estaban en buenas condiciones, como la del comedor que da a la calle (ahora con vidrio DVH esmerilado para mayor aislación). También pudieron rescatar el piso de caldén, que pulieron y plastificaron (Prindemar).
Hoy, el sector social es un gran espacio conectado gracias a la demolición de los antiguos muros divisores. “Buscamos comunicar espacialmente el hall, la cocina y el estar-comedor”.
Despejaron el camino visual lo máximo posible hacia el patio trasero, que estaba poco comunicado. Es pequeño, de 2.5 x 4 metros, pero aún así se convirtió en el eje de este sector, que logra llenar de luz y aire.
La biblioteca fue pensada desde la obra: instalaron hierros de 30 centímetros en la pared para sostenerla. Los dos estantes largos unen el living y el comedor, extendiéndose hacia el patio.
“Abrimos un vano entre la cocina y el living. Así, desde la mesada se puede ver toda la planta baja. Es apenas una ventanita pero da otra dimensión”
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